Políticas Públicas Transformación Igualdad de Género De Niñas, Niños
Por Daniel Gomez Trejo
*CxU News / La desigualdad de género se manifiesta de forma más aguda en niñas
Patriarcado implica violencia y sufrimiento para niñas, así como tensión para niños por cumplir las expectativas sociales y familiares
Durante el conversatorio digital “Igualdad de género desde la niñez. Una vida con derechos sin etiquetas”, convocado por la Secretaría de Gobernación, a través de la Secretaría Ejecutiva el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna), y la Dirección General de Asuntos Religiosos, personas expertas en la materia, concordaron en que la desigualdad de género afecta más a las niñas que a los niños, y que son las políticas públicas las herramientas para transformar la vida de la niñez y adolescencia.
En representación del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), la directora general de Autonomía y Empoderamiento para la Igualdad Sustantiva, Marta Ferreyra Beltrán, explicó que gobierno, sociedad civil e individuos forman la política pública, herramienta importante para la transformación.
Una política pública de transformación -remarcó- es la Estrategia Nacional de Prevención del Embarazo Adolescente (Enapea), ruta esencial para llegar a la igualdad de niñas y adolescentes. Su objetivo es erradicar el embarazo infantil en niñas de 10 a 14 años y reducir en 50 por ciento la tasa específica de fecundidad de las adolescentes de 15 a 19 años.
Por su parte, el director del Departamento de Derecho de la Universidad Iberoamericana, José Luis Caballero Ochoa, quien fungió como moderador, señaló que una cosmovisión patriarcal es lastre para vivir en igualdad de género.
El académico señaló que patriarcado implica que se asuman roles de género, posiciones de poder para lo masculino y de maternidad para lo femenino, violencias y sufrimiento para niñas y tensión para niños por tener que cumplir, en ambos casos, expectativas sociales y familiares.
En su momento, la directora de Genders, A.C., Mónica Orozco Corona, expuso que la desigualdad de género se manifiesta de forma social, como la pobreza que es más aguda en niñas; desde el territorio, donde se ve que al sur del país la pobreza es mucho mayor.
Bienestar y movilidad social de niñas y adolescentes -apuntó-, se obstaculizan por efectos de situaciones en las que viven. Las políticas públicas del Estado, que requieren a todos los sectores sociales, son mecanismos para reducir esta desigualdad en su presente; y a futuro, en sus logros y dimensiones de vida. Es lo que la sociedad quiere construir para sus niñas, niños y adolescentes en formación de derechos humanos, igualdad, inclusión y sexualidad.
En su turno, el coordinador de Posicionamiento Público de la organización civil Género y Desarrollo, A.C., Yair Maldonado Lezama, dialogó en torno a distintas masculinidades posibles que se ofrecen a adolescentes y jóvenes. Con base en su cotidianeidad, se les muestran perspectivas de género alternativas para que ellos mismos se cuestionen y procedan a empoderar a niñas, adolescentes y mujeres.
A partir de su experiencia, el secretario general de la Asociación de Teólogos y Teólogas ‘Juan XXIII’, Juan José Tamayo Acosta, expresó que desigualdad e injusticia de género se estructura desde la infancia. Durante su formación religiosa, en general no se reconoce a mujeres, se les considera menores de edad, no son sujetos pensantes.
Violencia y discriminación -apuntó- vienen, de manera desproporcionada, de un sector de la población: los hombres. Se busca entonces que cuestionen aquellos mandatos sociales desde donde se ejercen las violencias contra niñas, adolescentes y mujeres.
Enfatizó que las mujeres son excluidas de puestos de decisión y, en lo específico religioso, no son mediadoras de lo divino: se les excluye de toda representación de la divinidad, en especial en religiones monoteístas.